La circunscripción del mal y los límites del perdón

E. Cano

 En 1961 la filósofa Hannah Arendt asistió al juicio de un aleman responsables del Holocausto general de la SS, concretamente fungió como corresponsal para el periódico New York Times para el juicio de Adolf Eichmann. Como resultado de asistir al juicio publicó un ensayo que llevaba por título Eichmann en Jerusalén (Arendt, 2013) donde acuñaría el termino la banalidad del mal.

Para Arendt la idea de que el mal es ocasionado por monstruos o personas que en términos sociológicos se encuentran en la anomia, fuera del estándar social, es algo completamente falaz. Justo en el juico de Eichmann el fiscal lo presentó como una persona despreciable, un monstruo dispuesto a matar personas inocentes, sin embargo, Hannah lo presento como una persona completamente normal, es decir alguien educado que tenía una capacidad de amabilidad y decencia frente a la sociedad, alguien que estaba inscrito en las normas de su sociedad y que se presentaba a si mismo como un patriota que hacía cumplir y cumplía con su deber como ciudadano alemán.

Lo anterior me hace pensar en el siguiente ejemplo, el padre de un alcalde en la CDMX amenazo con un cuchillo a los funcionarios públicos que llegaron a cerrar su taquería por presuntas irregularidades, llegando al extremo de colocar el cuchillo en el cuello de uno de ellos. Mas tarde la misma persona se pronunció ante el hecho con un video que subió a redes sociales, en el cual explicaba que había sido imprudente y ofrecía una disculpa. En dicho video se podía a preciar a una persona educada y con modales y es justo ahí donde podemos comprender la idea que Hannah Arendt trata de plantear sobre la banalidad del mal.

El mal no es exclusivo de la mente de las personas que se encuentran fuera de las normas sociales, que son antisociales, sino que también es obra y producto de las personas normales, aquellos que consideramos decentes, esto implica una dualidad en las personas ya que por un lado podemos ver la educación y los buenos modales que esgrimen frente a la sociedad y aun así dentro de ellos existe una capacidad de irreflexión y cerrazón que los llevaría a provocar el mal, es decir el mal se encuentra circunscrito justo entre los valores y la normas que guían una sana convivencia social.

 Ambos coexisten en cada uno de nosotros y es eso lo que permite la banalidad del mas, es decir si un hombre comete actos buenos o justificados ¿estos tienen más valor que sus actos malos? y por otra parte ¿qué sujeto pertenece a un absoluto ya sea bueno o malo? ¿No somos a caso todos sujetos de muchos matices? 

Y aunque existe un debate aun sobre esa cuestión, todo lo anterior nos lleva a la pregunta ¿puede un sujeto ser objeto del perdón? 

https://arboldelademocracia.cuaieed.unam.mx/autor/Hannah_Arendt
Hannah Arendt 


Una vez que hemos descrito lo anterior podemos ir a la cuestión ¿Cuándo es correcto perdonar y cuál es el límite del perdón?

Hannah Arendt escribe en su obra Hombres en tiempos de oscuridad “la majestad de la ley requiere que seamos equitativos, que solo cuenten nuestros actos y no las personas que los cometen. El acto de perdonar, por el contrario, toma en cuenta a las personas ningún perdón exime el asesinato o el robo sino solo al asesino o al ladrón”(Arendt, 2017)

Esto implica que los actos siguen siendo imperdonables, el homicidio, el robo, las mentiras y todos los demás que consideramos actos de maldad, pero las personas son las que son perdonadas, para Arendt esto implica una contraposición con la justica, puesto que la justicia implica una igualdad, el perdón por su parte, exige desigualdad “una desigualdad que implica que cada hombre es, o debe ser, más de aquello que hizo o logro” (Arendt, 2017)

Y aunque Arendt esgrime estas ideas sobre el perdón, para ella al único al que no se le puede perdonar es aquel que siguió sus ideologías sin cuestionarse y dicha decisión lo llevo a cometer actos horribles hacia las demás personas. Para ella el límite del perdón se encuentra en la irreflexión, en la condición de seguir ciegamente a alguien, la personas que hace eso es la única que no merece ser perdonada.

Referencias

Arendt, H. (2013). Eichmann en Jerusalén. Lumen.

Arendt, H. (2017). Hombres en tiempos de oscuridad. Editorial Gedisa.

Imagen recuperada de https://arboldelademocracia.cuaieed.unam.mx/autor/Hannah_Arendt

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